Daniel Mejía Lozano periodista Internacional [Blog Palabras Mass El Tiempo]

Nacieron del odio y el amor: lo que hemos vivido y lo que nos queda por vivir

Por: Daniel F. Mejía Lozano

Parece que nos hubieran rescatado del infierno; algunos días atrás estábamos encerrados, confinados, volvíamos al renacimiento y el miedo se apoderó de las ciudades mientras el oscurantismo gobernaba ¿Cómo un brujo puede convertir al hombre en hormigas?  Solamente hay que ver un hormiguero para comprenderlo.

El hormiguero pos-pandemia se ha transformado. Hemos adquirido nuevos hábitos, otra manera de mirar el mundo. La creación de riqueza depende de las nuevas tecnologías y la comunicación digital es fundamental para el desarrollo. 

En el mundo económico se deben analizar todas las alternativas, no lo que es de corto plazo, sino también lo que es de largo plazo, estamos en un cambio de civilización, cuando enciendes un faro se genera la misma inversión para iluminar un barco que para iluminar mil.

El faro de Mark Zuckerberg dejo de iluminar por unas horas con sus redes sociales por una aparente falla técnica. Facebook, Instagram y WhatsApp dejaron de navegar. Todos los barcos colapsaron, el faro no estaba para iluminar. Aunque se mencionó una gran pérdida económica para Zuckerberg avaluada en US$6.000 millones, creo que también se demostró su fuerza, monopolio, el conglomerado que hoy es el faro del mundo sumergido en el oscurantismo pandémico.

Cuando hablamos de desigualdad debemos comprender que nadie quiere ser igual al otro, la igualdad es una utopía, ser desiguales es parte de la naturaleza humana, todo el mundo quiere mejorar. El mundo no está formado por iguales y la pandemia lo dejó claro. La pobreza extrema tuvo un leve crecimiento en medio de la incertidumbre, la corrupción también.

Las instituciones, la paz, la justicia y la libertad es lo que cuenta para lograr la verdadera riqueza, y que ninguna de las anteriores hace parte del Estado tricolor. Por eso, en Colombia ha crecido y seguirá creciendo la pobreza extrema. La izquierda y derecha no han construido nada, tienen un mismo origen y pecado original. 

Es bueno escribir con mucho cuidado, con un café y en un ambiente calmado.  Lo que ha sucedido en los dos últimos años es revelador no sólo por los vacíos del pasado, sino por las complicaciones del presente y los desafíos del futuro. Por más egoísta que se pueda suponer el ser humano, hay algo en su naturaleza que lo hace inquietarse por la suerte de los demás.

La nación se construye contra un enemigo, por un tiempo fue Pablo Escobar, luego las FARC, y hoy el covid-19;  en otros momentos, el enemigo ha tenido nombres distintos. Sin embargo, ha faltado mucho en esa construcción real de país, la hipérbole de un conflicto armado eterno como herramienta política para llegar al poder se alimenta cada cuatro años desde diversos frentes. 

Tal vez, por egoístas que sean las clases dirigentes por el amor al poder, se han interesado un poco en el bienestar del pueblo y así han dejado un poco de lo que tenemos. En el origen de los nazis está el odio de los hombres; mientras que en el origen del socialismo está el amor a los hombres, lo dijo Roland Leroy, un reconocido intelectual político y periodista francés. La izquierda ve fascistas en todas partes menos cuando se ve en el espejo, deberían mirarse mejor, son lo mismo.

Me declaro políticamente incorrecto e incapaz de mirarme al espejo para poder conservar mi estatus de libre pensador, la identidad de la democracia no depende de ningún extremo. La mayoría de los partidos toman el Estado como si fuera una sociedad y no permiten que se desarrolle en libertad. Hoy manipulan con encuestas los resultados para alabar colores y personas con propuestas que carecen de ideas y estructura para una transformación social.

Twitter: @Daniel_MLozano 

Daniel Mejía LozanoEl TiempoPeriodista
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